Des-información en la democracia Brasileña

 

Un numeroso grupo de ciudadanos alteró el orden público, invadiendo el palacio Presidencial, el Congreso y la Corte Suprema en Brasil manifestando inconformismo con el resultado de las elecciones en las que se determinó un triunfo por parte de Luiz Inácio Lula da Silva, en representación de partidos asociados a la ideología de izquierda. Así mismo aseguraron, tajantemente, que las elecciones fueron manipuladas por instituciones del Estado. 

Ante las alteraciones, las entidades encargadas de investigar los hechos sucedidos determinaron que dichas alteraciones fueron producto de la desinformación, principalmente motivada por medios de comunicación y su difusión a través de las redes sociales y aplicaciones de mensajería. El medio especialmente acusado fue el programa televisivo Jovem Pan que cuenta, además, con una red de sitios web, redes sociales y canales radiales pro-Bolsonaro. 

Jovem Pan se pronunció manifestando que no estaba de acuerdo con la violencia ejercida por parte de la manifestación y acusó al movimiento de la izquierda de haberse infiltrado en las marchas pacíficas promovidas por el movimiento pro-Bolsonaro, igualmente, indicó que los medios son un espacio abierto al debate. Empero, Rodrigo Constantino, uno de los periodistas más radicales del programa, fue despedido por la cadena de comunicación y su cuenta de Twitter fue suspendida por orden del Tribunal Supremo al “difundir información falsa con potencial para incitar actos antidemocráticos”. 

Una de las problemáticas planteadas por los expertos en materia de desinformación, es la falta de motivación de los ciudadanos para identificar la autenticidad de la información recibida, así como la falta de capacidad objetiva para diferenciar los contenidos de opinión de la información rigurosa.  

Humberto Ribeiro, director jurídico de Sleeping Giants Brasil, indicó que “las empresas deben incorporar cuestiones relacionadas con buenas prácticas de gestión en los procesos de toma de decisiones para evitar verse implicados en actividades de desinformación y discursos de odio”. Sin embargo, la lucha contra la desinformación aún no ha sido resuelta al evidenciarse riesgos en materia de libertad de expresión, especialmente en contextos digitales. 

Ante las medidas realizadas por las instituciones de investigación y algunas plataformas (como Twitter) se ha celebrado el silenciamiento de quienes fueron acusados de incentivar la justicia por mano propia. Frente a esto, hay posturas en contra del Boicot contra Jovem Pan y otros medios, pues se argumenta que es una forma indirecta de querer censurar un medio de comunicación ante discursos que no son de agrado pero que no necesariamente dejan de ser protegidos por la libertad de expresión. 

Varias de las conclusiones que se han observado luego de lo ocurrido en Brasil y también en Estados Unidos con la toma del Capitolio, es que (i) existen riesgos democráticos ante la difusión de información falsa al tener como objetivo influir en la opinión pública; (ii) los medios de comunicación, especialmente las redes sociales, facilitan el acceso a la información falsa; (iii) esta influencia dócil se da como consecuencia a la desconfianza que existe frente a las instituciones de Estado, es por ello que (iv) se utiliza las plataformas para poner en duda las elecciones, una maquinaria que Donald Trump ha puesto de moda denominado también como “el manual de la negación de las elecciones”. 

No obstante vale la pena plantearse varios puntos; ante los hechos sucedidos en Brasil en materia judicial ¿se está analizando de forma correcta los medios de desinformación que ponen en riesgo la democracia? o ¿estamos apoyando las distintas formas de silenciamiento de opiniones que no son de agrado o que no nos gustan? 

Este planteamiento es importante de destacar, debido a las intenciones del nuevo gobierno brasileño de regular la desinformación, intención reflejada a través de la carta presentada a la Unesco en la conferencia “Internet For Trust” por Luiz Inácio Lula. Allí indicó que “La comunidad internacional necesita, de ahora en adelante, trabajar para dar respuestas efectivas a esta desafiante pregunta de nuestro tiempo”. Resaltó la urgencia de regular las redes sociales e incentivar la debida diligencia de las empresas de estas plataformas para actuar con rapidez ante posibles noticias falsas y así se pueda evitar su difusión. 

Dicho propósito lo materializó a través de iniciativas presentadas al Congreso para obligar a las plataformas de internet a eliminar contenidos “antidemocráticos”, habrá que ver a qué se refiere con este concepto y en qué medida pretende realizarlo. Las personas tienen el derecho de creer que las elecciones han sido manipuladas, por lo que la delgada línea entre la regulación de la desinformación y la libertad de expresión pone en riesgo las distintas democracias en el continente.